Guía Sibaris

El mercado de las bebidas es una suerte de montaña rusa por la gran cantidad de productores que se están avocando a posicionar sus propuestas. Ya sea en destilados o vinos, todo el tiempo están fundándose nuevas compañías que se establecen en el nicho que mejor creen conveniente. Eso nos lleva a una saturación de la que pocos hablan o quieren darse cuenta. Al final se trata de la oferta y demanda, pero eso no garantiza que las ventas les toquen a todos.

Por esa situación, y hablando específicamente de vinos, las bodegas buscan dar otra fórmula, otro camino que les pueda generar más ingresos, pero sin perder el espíritu vinícola, y obviamente, la calidad. Algo que agradecer ya que muchas de esas empresas se aventuran a forjar otras variantes que también tienen sus potenciales clientes.

Con ese emprendimiento, nace el vino ligero, o light para más señas – que al caso es lo mismo, pero a veces, por cuestión de marketing, una palabra vuelve más atractivo al producto – pudiéndose pensar que es algo que apenas está en tendencia, pero no. Digo, no es algo que se haga desde décadas atrás, pero con el paso a este milenio vemos más etiquetas para quienes gustan del vino, pero con menos calorías.

En España, en el 2009, las Bodegas Aragonesas presentaron su vino tinto light, el cual lleva por apelativo Nove, el cual mantiene todos los sabores de un clásico tinto y a éste se les somete a altas temperaturas, bajando de esa forma el nivel de alcohol y de azúcares, resultando un vino de 9 grados de volumen de alcohol.

Latinoamérica no se queda atrás, Casillero del Diablo va un poco más allá, estrenando un Rosé y un Sauvignon Blanc que llevan por nombre Belight. Ambos son de 8.5 grados y con 69 calorías por copa y como el anterior mencionado, no pierden sus atributos. Pero debemos de saber, cuales son las características básicas de este tipo de vinos.

Para iniciar, mencionemos que los vinos ligeros pasan muy fáciles por la boca debido a su volumen parecido al agua. Añadiendo, tienen menor carga de taninos y polifenoles, lo que hace que su cuerpo no sea muy marcado. Además, contienen antioxidantes y aminoácidos naturales.

Lo que queda resaltar es que, como ya se había escrito, hay una extensa tradición de producirlo, por ejemplo, Alemania y Francia comercializan 10 millones de litros de vino sin alcohol y, para que vean la pasión gala por el vino, en sus enotecas se pueden descubrir burdeos, borgoñas o alsacianos sin alcohol, cosa que en otros tiempos se tomaba como un insulto al fino catador. De ellos ya los hay en blancos, tintos, rosados o espumosos con sólo 0,3 % de volumen alcohólico.

Curiosidad histórica, en 1986, una asociación de cooperativas del sur de Francia con el apoyo del INRA (instituto Nacional de Investigaciones Agroalimentarias) sacó al mercado el vino Bonne Nouvelle de 0,2 %, ¡puf! Otra cosita más, esta agrupación vende más de un millón de botellas en los supermercados de su país. O sea, si es negocio y alternativa para todos los gustos.

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