Guía Sibaris

Si algo tiene Puebla, es un amplio bagaje gastronómico, que en los últimos años se ha ido diversificando, con nuevas tendencias y propuestas de jóvenes que van saliendo de la carrera culinaria y otros que han aprendido empíricamente y realizan sus proyectos, para darle una nueva cara a la cocina poblana. Pero aun en ese mar de posibles ofertas, podemos ver que siguen tan vigentes y frescos, platos o recetas que han sabido permear el paso del tiempo y esa gran ola de ideas que llegan de fuera o germinan de manera local. Las Cemitas Poblanas, son tortas que buscaron aprovechar todas las influencias que había en esas décadas pasadas y siguen satisfaciendo el paladar de muchas personas y tienen establecimientos que son reconocidos por los pobladores y son una clara invitación para los forasteros que llegan de otras partes del continente y de las otras masas geográficas.

La historia de la cemita se pierde entre leyendas, mitos e historias que aseguran ser la original; del pan, que le da nombre al platillo, se dice, fuertemente, que es una pieza de harina que introdujeron los franceses; no puedo asegurar que esa sea la única y real versión, pero tiene muchas posibilidades de ser cierta. Ya que no fue por un corto tiempo, que los galos asentaron sus reales en esta región (y en gran parte del país) y muchos de ellos trajeron sus recetas y gustos para la cocina. La tan comentada cocina nómada, que no solo viajan los ingredientes, también las ideas buscan una rendija para colarse y muchos de esos mencionados ingredientes, son más típicos de las cocinas europeas (o que ellos trajeron) y puede decirse que la Cemita tiene cierto barroquismo, y no solo por la receta, la presentación misma puede ser recargada.

Ya se dijo que hay sitios que son iconos de la torta poblana, desde los mercados de la ciudad, teniendo al del Carmen como uno de los más representativos para conseguir y consumir a la Cemita; pero ahora han ido creciendo en otras zonas y en otras más, han decaído. Por ejemplo, ya hay un Mercado de Sabores, donde se pueden encontrar varios de los platillos que se preparan en la región y por temporada, este es un lugar que, incluso, ha puesto su nombre a una de las estaciones del Metro Bus poblano y con ello nos damos cuenta de su importancia y lo fácil que es acceder a ese sitio culinario.

Pero no es el único que puede presumir de contar con una gran demanda de cemitas, hay otras instituciones, que por afluencia de personas, llevan años ofertando al plato, tales áreas son de orientación deportiva, el Estadio Cuauhtémoc y la Arena Puebla. En muchos pequeños restaurantes del Centro Histórico, tienen esa promoción culinaria; y no podemos olvidar a ciertos centros de consumo, de los considerados de media o alta categoría, con un espacio, en su menú, para con la cemita. La Avenida Juárez tiene algunos de esos centros, los hay en La Paz o hacia Calzada Zavaleta; y es que los propietarios están conscientes de la fama y el papel que ha jugado la Cemita, que con sus diferentes rellenos (milanesa, pollo, pata, quesillo, carne de cerdo, enchilada, jamón y otros), destaca por encima de ofertas de comida rápida, que sí, tienen sus adeptos, pero en sabor y tradición no le llegan a ésta, sabrosa y llenadora, sugerencia gastronómica, propia de nuestro país.

Descubre al pan crujiente, Degusta con sus aditivos y Comparte las orientaciones de la ciudad.