Guía Sibaris

El hacer vino es todo un ritual, el cual puede ser benéfico para los sabores del mismo, al igual para quien lo diseña. Pero dejando de lado esa particularidad espiritual, hay que admitir que en algunas marcas tienen, entre sus particularidades, sedimento en sus líquidos.

El sedimento es, en pocas palabras, la pulpa de las uvas, es decir, la piel que queda tras la elaboración del vino. Otra posible condición de su aparición, es que pueden pertenecer a las sustancias que se le agregan durante su producción. Sea cual sea su origen, es un hecho que se le puede hallar en el fondo del envase. Eso sí, cabe mencionar que, en promedio, no es normal que aparezcan fácilmente.

Entre algunos de sus aspectos positivos, y, de entrada, podemos decir que, si te encuentras con una marca que posea esta singularidad, estás a punto de beber un vino de alta calidad. Ya que esto es un indicador de que es un caldo que ha sido envejecido con paciencia, y eso le puede producir los sedimentos durante la fermentación o maduración.

Es conveniente decir que los sedimentos no son estables y pueden tener cambios en su composición con el paso del tiempo. Esto es, que cuando se fermenta pueden aparecer los sedimentos o aquello que conocemos como ‘posos’, que, al igual, pueden quedar en el fondo y dependiendo el tiempo de maduración, le da mayor carácter y hace que aparezcan mayores sabores.

También, los sedimentos aparecen en vinos que han sido embotellados y no han sido destapados durante un período de 8 años desde su fabricación, especialmente en los vinos tintos añejos. Eso no sucede con los que han sido embotellados recientemente. Otros que se suman a esta lista de vinos con sedimentos, más no es una regla, son los champagnes y espumosos, ya que su fermentación se da cuando ya se ha embotellado, por lo mismo, pasan más tiempo en la botella que cualquier vino común. Así que, si no te gustan los sedimentos en estas categorías, agítenlo antes de beberlo.

Si el sedimento se crea al inicio de la elaboración y no es sometido a ningún filtro, el vino que se consigue adquiere mayor complejidad y un carácter necesario. El no intervenir en ninguno de estos procesos hace que aparezcan y aumenten sus cualidades futuras de este. El fin de esto, y por lo tanto del sedimento, es obtener mayor calidad, que es lo que los más aficionados buscan en el mercado.

En resumen, el sedimento tiene un mayor impacto positivo; y de lo negativo, no suele ser algo agradable cuando lo encontramos en nuestro vino, pero es cierto que es algo muy natural que no debe preocuparnos en absoluto. 

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