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Nebbiolo o Cabernet Sauvignon, ¿cuál es la varietal de México?

Categoría: Sibaris Wine Foodie Sibaris Fecha: hace 7 meses 3,672

Es un poco irónico que México fue el primer país que produjo vino en América, y con el paso de los siglos no tenga una uva que sea portada como la bandera de la industria vinícola. Obviamente, mucho de ello depende de los terroirs que hay en este país, incluyendo los microclimas que los rodean.

Actualmente gozamos de varias regiones productoras: Valle de Guadalupe, Valle de Parras, Ezequiel Montes y / o Querétaro, dentro del estado de Guanajuato, Aguascalientes, Zacatecas, Sonora, San Luis Potosí, Nuevo León, Chihuahua y actualmente se ha sumado Puebla.

Como han notado, los aires del centro al norte del país les sientan bien a las uvas con las cuales han probado para hacer excelentes vinos, y a las pruebas nos remitimos, en los 5 años, las etiquetas mexicanas se han hecho de 1500 medallas de diversos metales de concursos muy reconocidos y gran reputación, así como ascendiente entre los expertos y amantes del vino.

Para hacerse de esos codiciados trofeos, los enólogos de estas bodegas ganadoras han probado con muchas varietales, principalmente la Chardonnay y Cabernet Sauvignon, más porque es un fruto que añeja muy bien en las barricas. Pero recientemente, la Nebbiolo ha ganado muchos adeptos, principalmente en Baja California; en el centro del país, algunos ya están trabajando arduamente con la Pinot Noir, especialmente Puebla.

Con esto vemos que todavía no hay una varietal que domine todas las haciendas nacionales, quizás la Chardonnay que tiene el mayor porcentaje de siembra en las hectáreas vinícolas de México (con un porcentaje no mayor al 20), seguida de la Cabernet y después viene un gran contingente de los demás frutos redondos.

De acuerdo a los conocedores del tema, el establecer una uva que sea representativa de México es un tanto complejo, sumado a que las diferentes casas productoras han tenido cierto éxito con distintas uvas al obtener galardones en los mencionados certámenes internacionales; eso hace que continúen con esa especie por lo mismo.

Lo anterior no los frena a que experimenten con otras, con la lógica de que buscan establecer frutas que nazcan en terrenos parecidos a los de su estado. Y con esa lógica, debe pasar cierto tiempo para ver si la baya elegida pueda adaptarse a una nueva cuna. Sin embargo, no hay que olvidar otros factores que están en juego: los métodos de vinificación, los insumos adecuados que puedan conseguirse en México, al igual, los que se necesiten importar y, no menos importante, el enólogo.

El último actor puede ser de la casa o contratar a uno que tenga una larga trayectoria trabajando con la uva escogida. Sus estudios son fundamentales para poder imponer las características organolépticas en las botellas a crearse. Sus formas también influyen en conseguir una igualdad entre calidad y precio, cosa que siempre agradecerá el consumidor final; pero, aclarando, si el vino es de precio accesible, esto no merma sus cualidades.

Todos los estudiosos de este fenómeno, en el sentido estrictamente mexicano, coinciden que todavía llevará un tiempo en lograr esa uva nacional, ya que los procesos son largos para llegar a tener un símbolo como los argentinos y su Malbec, por citar un famoso ejemplo.

Hay que tener paciencia, pero desde nuestra perspectiva, no debe ser necesario insistir tanto en ello; no hay que romperse la cabeza y perder el objetivo final: fabricar vinos de excelencia, con las varietales que sean. Eso, para nosotros es más importante, porque, a pesar de que el tener una uva principal pueda funcionar como estrategia de marketing; esto puede traducirse como una presión no meditada.

Al tiempo…

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