Guía Sibaris

Una mujer que decido ir por el todo, de promover, de enaltecer la gastronomía, en parte por negocio, en parte por su infinito amor por ella; por su Puebla, por los chiles, el mole, las chalupas, las quesadillas y todos esos platos virreinales y tradicionales. El nombre de la dama es Alicia Torres de Araujo, incansable mexicana que estaba orgullosa de sus raíces, de cada tradición que se encuentra en todos los rincones del antiguo Anáhuac.

Entre una de sus mejores obras, es un restaurante que ha sido una bandera de la ciudad de Puebla, que se halla en los mejores directorios y listados culinarios, ya dentro del estado, así como del país: La Fonda de Santa Clara. Y ésta nace de una necesidad de reunir en un solo techo, todas las curiosidades e inquietudes de muchos de los visitantes que llegaban fuera de Puebla, ya que la señora Torres fue Directora del Museo José Luis Bello y González (lo que nos da otra pauta de como la gastronomía es arte y su vinculación cada día es más fuerte) y al recibir los comentarios de los turistas, surgían expresiones con índole de seguridad.

Para que se pudiera fundar un lugar culinario, la señora Alicia, no solo se avoco a abrirlo con los platillos conocidos, también se encargó de investigar las historias que había detrás de ellas, para saber de sus ingredientes originales y así que todo el entorno se conjugara con las costumbres y formas de hacer la comida poblana. La piedra angular de la Fonda de Santa Rosa es la que yace en la 3 Poniente 307 y fue erigida en 1965, después se vienen otras cuatro, con el mismo concepto, pero aprovechando las nuevas estructuras modernas, pero sin que se pierda la belleza de la costumbre gastronómica.

No importa donde vayas, cualquiera de las cinco sucursales tienen ese aire barroco, tanto en su comida, como en su vajilla y mobiliario; el menú es amplio con todas las especialidades de las regiones que componen a Puebla, yendo desde la mixteca, pasando por la huasteca, entrando a la Sierra Norte y parando en la metrópoli de la Angelópolis. No hay un solo instante que pueda pasar desapercibido en su carta, hay para todos los gustos, caldos, moles, maíz en muchas presentaciones (quesadillas, chalupas, molotes, etc.), así como platos prehispánicos, chapulines, gusanos de maguey o escamoles.

Y ya se están cumpliendo cincuenta años de haber iniciado algo que ya lo ha convertido en un referente de la gastronomía y cultura de Puebla, parece cosa de nada, pero como se dice trilladamente, mantenerse es lo más difícil…

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