Guía Sibaris

Los vinos son una de los mejores regalos que pueden darte o por qué no, auto regalarte la marca que más te guste, conozcas o sea la primera vez que vas a probarlo. Estando dentro de esa última opción algunas veces nos gusta aventurarnos a búsquedas de botellas especiales y con varios años de vida, sin importar el costo, aunque eso puede sonar subjetivo. Al hallar uno de esos tesoros, de la varietal que sea, hay que tomar en consideración que estas ediciones tienen particularidades que pueden alterar el buqué de los vinos. No son muchas las alteraciones que tienen, pero una de ellas puede ser el corcho, el cual, con el paso del tiempo se vuelven un poco más delicados de manipular y con base en este artefacto, les haremos una recomendación para que puedan sortear este escollo y disfruten su vino con el debido cuidado y placer que se merece, usando el sacacorchos The Durand.

Volviendo a esos corchos, estos se vuelven frágiles o pueden disminuirse en su tamaño, y el intentar sacarlos con sacacorchos convencionales o “normales” no es lo ideal ya que se pueden triturar en varios pedazos y eso es un pecado mayor para los amantes de este líquido. Y a pesar de que ya se han fabricado artículos especiales para poder sacarlos, no eran – o son – tan efectivos en sus resultados; más cuando se tratan de esos tapones que se han encogido, los cuales terminan siendo empujados – en la mayoría de los casos – que sacarlos al exterior.

Con jaqueca, por no poder paladear esas delicias, nos dimos a la tarea de hallar el artilugio perfecto para esquivar ese bache y afortunadamente logramos hallar uno que nos satisfizo nuestras expectativas, el mencionado The Durand.

Este se compone por dos tipos de sacacorchos, el de láminas y el de figura en “T”. Este es más que recomendable para los vinos antiguos ya que sus dos láminas se sincronizan de perfecta manera con su espiral lo hace a prueba de fallos con su método tradicional y el usado por los Ah – so, uno de esos instrumentos que se hicieron para esos corchos difíciles.

The Durand ha sido probado con muchas botellas viejas, de diferentes décadas de este y el anterior siglo, donde el espiral o gusano se enrosca suavemente, manteniéndolo estable mientras se movían las púas a los lados, sacando las tapas sin desgarros y en una sola pieza.

Es tan efectivo que su uso parece simple, pero su mecanismo es complejo que se adapta hasta en los corchos más reticentes, pero eso sí, desde nuestra perspectiva no debería usarse de forma diaria y en todos los envases, ya que está más enfocado en casos más enrevesados y es mejor hacerlo así para evitar un desgate inútil.

Este genial invento que no tiene mucho que salió al mercado, ya que su lanzamiento fue en el 2007, teniendo su hogar – sede en Atlanta, Georgia; y fue nombrado así por el extraordinario Sommelier de talla mundial Yves Durand, quien era amigo del creador, el coleccionista de vinos Mark Taylor. Desafortunadamente, el experto en vinos vintage murió en el 2019, pero su amor por esas antigüedades perdurará en parte por este increíble sacacorchos.

Para dar punto final, debemos decir que hay algunas excepciones en las que no debería utilizarse; como en botellas que no tengan una abertura interior del cuello de 3 / 4 de pulgada; cuando sean inferior a esa medida no es factible. Otra medida es no usarlo en tapones que no sean fabricados con material de corcho.

¡Ah! Su precio ronda los 135 dólares americanos, lo que nos da alegría ya que estuvo en años anteriores cercano a los 200 billetes verdes. Y para evitarse intermediarios, ingresen al sitio web oficial de la compañía.

Descubre, Degusta & Comparte al mejor de todos los sacacorchos

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