Guía Sibaris

Preguntar quién ha ido a una pulquería no es una cuestión abierta, ya que no todos habrán asistido a una, quizás por un mero rasgo social, ya que decir que en el pulque hay un vacío generacional no es cierto; porque personalmente he notado que hay un gusto por los jóvenes en asistir, pero hay que admitir que por la zona, son más asiduos los de una universidad pública que alguna privada. Pero ojo, no lo digo por demeritar ni a uno ni a otro, simplemente es lo que se ve; al final, cada quien su gusto; lo que si me gustaría resaltar, es el crecimiento de este tipo de negocios, quizás no en un gran número, pero si en varios puntos de la zona metropolitana, esa que está comprendida entre Puebla, las Cholulas, y juntas auxiliares circundantes.

En el Centro Histórico de Puebla hay varios que tienen un buen arraigo como el Sapito Pulquero, ubicado a una cuadra de los Sapos, sobre la 4 Sur, donde se nota un buen ambiente, a pesar de lo pequeño que puede parecer el local; la decoración lleva objetos propios de esta actividad, donde se ve la bolsa, hecha de cuero del Tlachiquero, cuadros alusivos a la producción y la clásica barra, donde los curados y el natural están en sus vitroles, colocados en tinas con hielo. Hacia la 11 Oriente hay otro sitio que tiene un giro diferente, ya que lleva una orientación más rockera y de trova, además que hace una mezcla de mezcal y cerveza, siendo el pulque el tercero en discordia, pero que tiene a sus fanáticos.

En las otras áreas geográficas como Cholula o hacia el rumbo de Tlaxcala, se tiene una costumbre más presente, en los diferentes caminos reales, en las poblaciones, barrios o en algunas juntas auxiliares se pueden ver desde restaurantes, bares o pulquerías más estables, con más estructura, pero hacia las afueras, hay puestos más rústicos, incluso estos se pueden ver cerca del Basamento Piramidal, donde los turistas, nacionales y extranjeros, pueden adquirir esta deliciosa bebida. Lo mejor de todo esto es que hay platillos típicos que bien se maridan con el pulque y con ello se preserva la tradición, tanto de la producción como la degustación.

Así que sigamos conociendo a las populares pulcatas, que no tienen ese aspecto mal informado, donde se dice de ellas que son sucias y de mala muerte, ni las de Puebla o de la Ciudad de México tienen esa imagen, al contrario, son representativas de esas antiguas cantinas, donde lo importante es charlar, comer alguna botana afín a la bebida y disfrutar de la compañía. La higiene del establecimiento está garantizada, y si son de un puesto, sabes que ahí es más para pedirlo para llevar o te tomas un curado o natural para la sed y puedas seguir tú camino.

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