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La forma de una copa sí puede influir en el sabor del vino

Categoría: Gastronomia Sibaris Editorial Fecha: hace 8 años 16,877

Estamos leyendo una entrevista que se les hizo a dos expertos y conocedores del tema del vino, dos grandes personalidades, quienes son una voz autorizada para opinar sobre asuntos de sabores, composiciones y calidad de los destilados de uva. Nos referimos a Georg Riedel, decima generación  de fabricantes de copas de lujo y de James Molesworth, editor senior de la revista Wine Spectator, y es que fueron necesarios, sus puntos de vista, para desmenuzar y examinar la influencia de las copas o recipientes, donde se prueba y degustan los caldos de uva. Y es que ya se empezó a cuestionar, si la forma y tamaño de las copas o vasos, afectan de alguna manera a los vinos que ahí se vierten.

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Para el productor de copas, Riedel, si es importante, ya que la copa es una herramienta hecha para lidiar con los diferentes factores que provocan diversas reacciones, al servir el vino, tales como acidez, la fruta, neutralidad y como equilibrarlos. Y es que ellos, al momento de elaborar o diseñar una copa, tienen en cuenta tres parámetros que han seguido desde ese lejano 1958: tamaño, forma y boca. Cada uno juega un papel importante, la cantidad de aire que entra al vino, el flujo del líquido hacia la boca y en ésta, la rapidez con la que llega al paladar.

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Siguiendo con las opiniones de Riedel, comenta que las copas pueden acentuar de más, a los elementos amargos o ácidos de un vino y otro tipo de figuras (en las copas), destacan más, lo frutal del destilado. Algo que se comprobó con base en estudios hechos por la Universidad Medica y Dental de Tokio, quienes, en su departamento de Biomateriales y Bioingeniería; probaron en tres distintos tipos de recipientes y en una cámara, la cual llaman Olfativa, trazando el mapa de distribución del etanol, cuando se calienta a 13 grados Celsius. Esta evaporación tuvo diferentes formas de propagarse por el vaso en cuestión, siendo la copa de vino estándar, (que se comparó con un vaso recto y una copa para Martini), la que mejor distribución tuvo; ya que formó un aro en toda la superficie, lo que disemina de mejor manera, los sabores del vino, de forma equitativa y el etanol (compuesto de los destilados) no se siente de manera inmediata.

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Como resultado e informe final, hecho por el encargado de estos análisis, el profesor Mitsubayashi, sentencia que la forma de la copa de vino, tiene un diseño, sumamente sofisticado y funcional, para degustar y paladear el caldo de uvas. Pero en una contraposición, Riedel, reconoce que por muy buena que sea la copa, no volverá un vino malo, en uno bueno y citando sus palabras: “No hacemos milagros”.

Descubre la simetría de las copas, Degusta con su propagación de sabores y Comparte la distribución de calidad.