Guía Sibaris

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Una breve descripción de los vinos rosados

Categoría: Sibaris Wine Sibaris Wine Fecha: hace 2 años 11,279

El buen rosado tiene una frutalidad poco común por una razón de peso, su color viene de macerar las pieles de la uva tinta; pieles en las que anida no sólo el color, sino también lo más profundo y esencial de los aromas vínicos.

Pero como a la vez la maceración es breve, también lo es la extracción de taninos. Por eso se puede beber bien frío y disfrutar de sus sabores frutales sin que ninguna aspereza pueda sugerir algo más.

Un excelente rosado es seco y a la vez tremendamente frutal, aromático, intenso, marcado por notas de frambuesa fresca o de agua de sandía madura, por toronja o por el dejo que estaciona el rocío sobre la guayaba. Conjuga un montón de virtudes, placeres quizá menos serios y esenciales que los de un buen tinto, pero esa es su gracia, donde lo efímero, frívolo y circunstancial es una excelente mezcla de características.  

También hay que tomar en consideración al calor del estío, al momento en que se bebe bien frío ese rosado, tal vez a 10 o 12 grados. Hasta ahí como si fuera un blanco, pero de sabores distintos a sus congéneres. A pesar de que lleven en su ADN, patrones parecidos en su creación. 

Se dan cita en la botella aromas que suelen estar en los tintos (bayas rojas y negras) y, a la vez, delicados acentos propios de los blancos, flores como clavel y jazmín, pulpa de durazno, piña o cítricos. Excelsa y menuda combinación que nos recuerda que las estaciones climáticas siguen dotando de los mejores ingredientes que pueden añadirse a los caldos de uvas. 

Cuando invade el paladar se quiere atrapar su frescura cautivadora y elusiva. Pero el buen rosado no se deja; dura lo que dura y el placer es tan intenso como efímero. Sabores únicos, y quizás pueda sonar exagerado, exclusivos a su formación, diferentes a los otros colores que componen este delicioso abanico de vinos.

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