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Diferencias entre un whisky escocés y uno irlandés.

Categoría: Sibaris Wine Sibaris Wine Fecha: hace 2 años 9,432

Para ir directo al grano, y como primer punto, debemos decir que el whisky escocés está hecho de cebada malteada y, por lo general, tiene un sabor más completo y pesado que muchos otros whiskies. El irlandés, por el contrario, utiliza una combinación de cebada malteada y sin maltear, y es famoso por su sabor suave y con toques de vainilla. Tiende a aparecer en mezclas con mucha más frecuencia debido a este sabor fácil.

Los materiales utilizados en el proceso de elaboración de los whiskies también son parte integral de los sabores finales. Tanto Escocia como Irlanda utilizan barricas de roble. Estos tienen un gran efecto en el sabor de un whisky, que puede variar según las condiciones y el tipo de barrica utilizada.

Por mencionar un ejemplo, las barricas de ex-bourbon, crean un sabor más dulce, mientras que las barricas de jerez dan como resultado un sabor más afrutado o especiado. Y es bueno aclarar que este punto es importante, ya que cada bodega lo pone en la barrica que creen es mejor para su destilado, eso ocasiona, que, hasta entre mismos whiskies de la misma nacionalidad, puedan tener un leve toque de diferencia en su sabor.

Tocando el tema de la destilación, esto es algo que no podemos dejar de lado, como una simple obviedad, ya que el puro proceso desarrollado por fábrica y región, marca diferencias. Así, en Escocia, el whisky suele ser de doble destilación y una amplia variedad de alambiques de cobre son su herramienta preferida.

Las destilerías irlandesas también usan alambiques de cobre, aunque tienden a ofrecer menos variedad. La triple destilación es mucho más común con el whisky irlandés, y es esta discrepancia en los métodos de destilación la que explica las mayores diferencias de sabor entre los dos tipos de whisky.

Sin embargo, y como ya advertimos, hay algunas variaciones en esta definición, ya que las diferentes destilerías tienen sus propias peculiaridades y preferencias. No todas las destilerías irlandesas se detienen en la doble destilación, por ejemplo. Al final, el whisky de una destilería nunca sabrá exactamente igual que el de otra, y esa es una de las razones por las que los sabores varían tanto.

Tanto el whisky escocés como el irlandés suelen madurar durante al menos tres años. El proceso de envejecimiento es esencial para crear un buen sabor, ya que el fuerte perfil alcohólico se suaviza con el tiempo, mientras que la barrica imparte deliciosas notas amaderadas, especiadas y afrutadas. Lo que hemos venido describiendo, los materiales por práctica, de cada destilería, es lo que hace que haya un abanico de texturas, olores y sabores en cada etiqueta.

Ahora bien, y como un pequeño resumen de un debate que hasta el día de hoy se mantiene, es el origen o quien fue primero en realizarlo como tal. Los irlandeses se adjudican la paternidad del caldo, por eso, se teoriza que los primeros prototipos de esta bebida fueron destilados por monjes y que el proceso evolucionó a partir de ahí, primero en una especie de pasatiempo y luego, finalmente, en una industria lucrativa.

A pesar de ello, los escoceses, aun aceptando esa teoría, su licor se puso al día rápidamente y, después de la introducción de la columna en Escocia a principios del siglo XIX, tomó la delantera en el mercado del whisky. Obviamente son muchos factores que se confabulan para haberlo puesto como el preferido de muchos. Lógicamente, el sabor es lo primero que puede destacarse, pero también la mercadotecnia tiene mucho que ver y en eso, fueron mucho más rápidos los de las tierras altas.

Como sea, es bastante agradable tener esas dos poderosas bebidas, lo que otorga una calidad sin discutir, ya que los productores de ambos países se esfuerzan para realizar destilados únicos en su materia, lo que da como resultado, tener a un consumidor con dudas para elegir uno de esos exquisitos elíxires.

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