Guía Sibaris

Si hay una calle que gusta a grandes y chicos, es una ubicada en pleno Centro Histórico, en la 6 Oriente; en esas dos cuadras que componen el inicio de ésta, se pueden ver vitrinas y/o aparadores que rebozan de sabores mágicos y virreinales: los dulces de Santa Clara. Como si una de esas antiguas calles se tratara, donde se podían ubicar gremios profesionales de artesanos, como en el medievo, en esta dirección, están los establecimientos dedicados (de ambos lados de la acera) a la elaboración y venta de dulces típicos, que también son otro signo de esa fusión que se dio entre las cocinas autóctonas y las allegadas por el Atlántico.

Esta es una  calle que se niega a morir, sigue manteniendo esa tradición que se ha ganado a pulso, esa costumbre que iniciaron las monjas de esa barriada y en ella tenían sus aposentos, sus domicilios, los que tenían llenos de olores, no sólo de azucares y aromas frescos y suaves; también se sentían, y siguen perdurando, las texturas de sal, de picante y guarniciones que van llenas de verduras. Ahora son varias las decenas de locales que se pueden recorrer en, apariencia, pocos minutos; la fortuna nos ha hecho tenerlos juntos, pegados, local con local. En sus pequeñas o medianas dimensiones, se atestigua un poco de la historia de la ciudad, un trozo de la gastronomía mestiza y otros ornamentos que le han dado fama a Puebla, una ciudad de contrastes y rica en folclore nacional, con retoques de la mal llamada cultura madre.

Santa Clara es un exponente de la imaginación, ingenio y talento del poblano, heredado por esas casas monacales, recetas que tienen siglos, y que han viajado a través del tiempo y la distancia, saltando kilómetros y ubicarse en otras latitudes físicas y de banderas. Aun con el pesimismo que se pueda notar en sus propietarios, las tiendas de dulces, siguen siendo esa referencia turística, están marcadas en los mapas de los guías, de los hoteles, restaurantes y de las autoridades locales; ya es parte de los recorridos, donde nos podemos perder entre los borrachitos, muéganos, camotes, tortitas de Santa Clara, cocadas, palanquetas, bolas de piñón o nuez, jamoncillos o gaznates y tentar al paladar con esos manjares.

A unos pocos metros, está otra opción de sobra conocida, con lugares para degustar, la Plaza Victoria, antiguo mercado, que ha dado entrada a la modernidad convirtiéndose en un centro comercial, pero al menos respetando la estructura de principios del siglo XX, inspiración de art decó y estilo afrancesado. Y otros metros más adelante, girando a la izquierda o derecha, dependiendo de dónde vengas o te dirijas, se halla esa magnificencia que es la Capilla de los Remedios, arte barroco y virreinal, símbolo de un esplendor que parece ido, pero se resiste a perderse en una leyenda, tal como puede parecer, la historia de una calle, que literal, es dulce en toda su extensión, en todos sus elementos…

Descubre a los dulces representantes, Degusta con su miel natural y Comparte una calle icono de Puebla.