Guía Sibaris

El tenedor es una herramienta, utensilio o cubierto muy básico, que tiene sus bemoles, más cuando aparecen un gran número de estilos, y con sus distintas funciones, que pueden y parecen que confunden las formas para agarrarlos. Pero como sea, puede parecer increíble, que fue hasta el siglo XVIII que se extendió y popularizo su uso en Europa y por lógica consecuencia, se trajo al continente americano. Y como muchas invenciones, ya sean físicas o de sabiduría (que al caso es lo mismo), llegaron de ese, aún misterioso Medio Oriente.

La versión más extendida es la de Teodora, princesa e hija del Emperador Bizantino, Constancio Ducas; del objeto que mando a fabricar esta refinada y delicada noble, se dice, por un lado, que fue de un solo pincho, otros objetan, diciendo que era de dos; pero el motivo es el mismo, no tomar la comida con la mano, como venía haciéndose desde siglos atrás. La raíz de que se tenga este conocimiento, es que fue cuando la princesa llego a Venecia para casarse con el hijo de la máxima autoridad de la laguna, el Dux. Como es de esperarse, ante los cambios siempre hay algún tipo de objeción y para muchos, así como en la corte como la alta sociedad de esa región, se escandalizaron y no faltó quien la estigmatizara, como el cardenal San Pedro Damián quien lo comparo con un objeto diabólico, es más, así lo llamo.

Pero gracias a la visión de esta señorita, los italianos fueron acostumbrándose a dejar las manos e iniciarse con los cubiertos, y es que, pudiendo parecer, para los estándares de ahora, indigno y falto de educación; las manos eran el único instrumento que se usaba, desde carnes hasta las pastas.  Y es que para esos años del siglo XI, no hubo más que protestas e injurias para el pincho, ya que el nombre original era ese: Fourchette; tuvieron que pasar otros años más (por la centuria de 1500), para que el Rey de Francia, Enrique III, lo introdujera en su corte, ya estandarizando la forma de dos pinchos y con un mango más largo.

Fue un inglés, el explorador Thomas Coyat, quien lo llevó a tierras británicas y con ello, se supone, se terminó de extender por todo el Viejo Continente; es así como lo empiezan a conocer los españoles y así se impone en la corte, pasando a las diferentes metrópolis del Imperio Español. Solo hay que saber usarlo, pero no cayendo en exageradas delicadezas, el sentido común y practico es el de no contaminar los alimentos y manos.

Descubre el de un diente, Degusta con su uso y Comparte los estilos que conozcas.