Guía Sibaris

En tema de uvas destiladas hay mucha tela de donde cortar, hay toda una ideología detrás y en ella se arrastran viejas creencias que ya no deben de entrar, como aquella de que los tintos son para carnes rojas, los blancos para proteínas ídem y así. No, esto no es que haya cambiado, es que hay percepciones conservadores que bien supieron sacar raíces y parecía que esa era la regla general.

Es por eso que queremos compartir algunos que ya no tienen razón de ser. Quitemos el corcho y vamos por la copa:

Los vinos tintos deben de tomarse a temperatura ambiente.

 Costumbre arraigada por los galos y es que ellos tenían motivos para realizar esta práctica. Muchos de los productores cuentan con bodegas en el sótano, sin ningún tipo de calefacción, ya sea artificial o natural. Lo que lógicamente da es un espacio fresco y por ello, al momento de degustarlo a la hora de la comida, la botella trae frialdad y es por eso que lo sacan de su recinto para que vaya subiendo la temperatura ambiente (18 grados como promedio).

¿Pero qué pasa en lugares más cálidos? Y si no se tienen las condiciones que manejan los franceses, hablemos de las ciudades en playa y que tengan climas que oscilen los 30 o más grados de calor. Verdad que no es grato saborear un excelso tinto, todo lo contrario. Por eso es recomendable meterlo al refrigerador y bajarle lo caliente para que esté óptimo a la hora de descorcharlo.

Los del tipo cava sólo sirven para postre.

Esta costumbre, por así llamarla, se da entre los españoles, que empezaban a masificar su producción y no obtenían buenos resultados con este estilo y mayormente se consumían semisecos.

Pero ahora la percepción cambia cuando tienes un extra brut (extremadamente seco); obviamente no lo maridaras con algo dulce, mejor bébelo con algún tipo de embutido fino. Unas lonjas de jamón ibérico serían perfecto para este vino.

Los blancos se deben de tomar muy fríos.

Nadie niega que hay etiquetas que entre más fríos mejor, pero también recuerden sus componentes, esto hace que no se presten para esto. Lo que si sabemos, es que deben tener temperaturas frescas y agradables.

No olviden que lo helado va eliminando olores y estamos de acuerdo que hay blancos que no valen la pena degustar con la nariz, ¿pero si te hayas con uno de estupenda calidad? No atenderás sus deliciosos aromas y no tendrás esa experiencia completa de los sentidos. Con esos fantásticos caldos conviene manejarlos a una temperatura media de entre 10 a 12 grados, no menos.

Por el momento dejamos este tema por la paz y seguimos escarbando en esos mitos que han impedido a que se Degusten buenos vinos con sus respectivos maridajes. Sean curiosos, si no son expertos, pregunten y nunca paren de probar vinos.

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