Guía Sibaris

Esta es una semana que dará muchas satisfacciones a varios países de la región, con grandes Chefs reconocidos y otros no tantos; de la misma manera, habrá descontento e incluso indiferencia a un tema como lo puede ser la premiación de los 50 Best Restaurants Latino América. Es una celebración que tiene su lado de controversia desde el hecho de que se hable de alta cocina en una región que es azotada con una pobreza  en la nutrición de la gran mayoría de sus habitantes, esa es la cuestión más fuerte y con más espolones.

Los otros asuntos que tienen una opinión diferente van encaminados a lo que es en si la ceremonia y la manera de calificar a quienes estarán en esta lista, tal puede ser como que no aparecen países de Centro América, como si ellos no existieran, otro seria, que  haya una fuerte influencia del país sede. O que sigan mandando los mismos de siempre, algo que conlleva un doble filo, porque eso, en una parte, nos daría la impresión de que los premiados son una fregonería incalculable o que la gastronomía americana está estancada y no surgen los nuevos talentos, pero eso sí, como pululan programas Master Chef y sus clones.

México tiene el honor de ser una de las pocas cocinas que ha sido nombrada como Patrimonio Intangible de la Humanidad, un orgullo por un lado, pero por el otro, insisto, se tiene un grave problema de hambre; y es más triste al saber que se tienen los recursos necesarios para tener una realidad diferente, pero bueno eso son cuestiones que las discuten personas que tienen los números y conocimientos necesarios para tratar de encontrar una solución digna a éste dilema.

Latino América es una zona geográfica muy bondadosa, tiene ingredientes endémicos que han dado un gran sabor a toda la gastronomía del Planeta Tierra, hay recetarios que tienen miles de años y no han perdido un ápice de actualidad, de integración de los pueblos y sus raíces. Pero sigue arrastrando un problema añejo, a veces más por cuestiones políticas que por falta de recursos naturales; no debería existir este tipo de encrucijada, independientemente del enfoque ambiental (el cual ya está tomando tintes urgentes por resolver), y esta encrucijada, ya está envolviendo a los elementos que integran esa gastronomía primigenia, perdiéndose en el consumismo desmedido, en la promoción de una cocina original e indígena, todo por demostrar al viajero que todavía tenemos vivas esas recetas, pero no se cuida lo delicado del hábitat.

Ya hay copias de los platillos, de los ingredientes, hay una subvaloración por un lado con el turista, y en lo local se ponen precios estratosféricos, estableciendo ganancias paupérrimas a quien se dedica a la siembra y cosecha del alimento y esta es otra de las variables por lo cual no hay una población debidamente nutrida. Hemos caído en el preciosismo visual, en la estética de los platillos, ya no hay lo básico de la cocina, se desdeña el comal, el horno sencillo, la piedra que componía una estufa básica; se ha entrado a una modernidad con mucho "estilo" pero poco valor a lo humano, poco respeto a la naturaleza y ya parecen, los Chefs, unos arqueológos tipo Indiana Jones, posando para la foto de la revista impresa o virtual, pero al salir de ese escenario, llegan pulcros y brillantes (cierto la higiene es primordial), sin revisar si sus estatutos personales están bien delineados y recuerdan sus inicios.

 Es aquí cuando tiene cierto peso el que haya organizaciones de éste tipo, que puedan ser una ventana a lo que se hace en el área, pero que no es el todo de los criterios, para decidir quién es el mejor o peor de todos. Al final sabemos que nunca se puede dar gusto a todos, incluyendo a quienes estarán en la fiesta de los 50 Best Restaurants Latino América.  

Descubre la noche, Degusta sus nombres y Comparte la lista 2015.