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El tamaño de la copa si afecta.

Categoría: Gastronomia Foodie Sibaris Fecha: hace 5 años 15,819

Parece un tema que no tuviera mucha importancia, pero el tamaño, en la comida y bebida, sí importa. No se trata de un caso aislado y que no tiene influencia, de verdad que ya empieza a tener visos de urgencia y en casos como el que vamos a relatar, ya nos están dando un panorama que, en lugar de ser prometedor, va en sentido contrario.

Un nuevo estudio publicado en el BMJ detalla cómo el tamaño de las copas de vino ha crecido casi el doble desde los noventas, esto se correlaciona directamente con el aumento de alcohol que consumimos. El alcohol es el quinto factor de riesgo más grande para muertes prematuras y discapacidades en países con altos ingresos, y el séptimo a nivel mundial.

Algunos investigadores de la University of Cambridge han estudiado el cambio en el tamaño de las copas durante el paso del tiempo, y descubrieron que la capacidad de las copas de vino en Inglaterra aumentó de un promedio de 66 ml en 1700 a 449 ml en 2017, casi siete veces más.

El consumo de alcohol, particularmente de vino, ha aumentado drásticamente desde la década de 1960, reflejando así mayor asequibilidad, disponibilidad, y mercadotecnia de productos alcohólicos, además de licencias con más libertades.

Se sabe que la vajilla más grande incrementa el consumo de alimentos, pero poco se sabe de la relación entre la cristalería y cuánto bebemos. Por lo que Theresa Marteau y sus colegas del Institute of Public Health de la University of Cambridge se pusieron a investigar si el aumento en el tamaño de las copas de vino contribuye con el gran incremento en el consumo de vino durante las últimas décadas, y si reducir el tamaño de las copas podría reducir el consumo.

Ellos investigaron en línea y contactaron a expertos en cristalería antigua, eventualmente recolectaron las medidas de 411 copas de cinco diferentes fuentes en Inglaterra, que van desde 1700 hasta 2017.

Los resultados demostraron que la capacidad de las copas de vino en Inglaterra ha aumentado significativamente durante los últimos 300 años, con mayor notoriedad desde la década de 1990.Sólo en los últimos 25 años, la copa promedio pasó de 232 ml (1990-93) a 449 ml (2016-17).

Los investigadores anotaron las posibles razones para el aumento de las copas desde 1990. Por ejemplo, la demanda de copas más grandes en el mercado de Estados Unidos provocó el aumento en el tamaño de las copas fabricadas en Inglaterra, y el tamaño fue influido por los dueños de bares y restaurantes, que buscan aumentar las ventas de vino.

Los autores dicen que no pueden inferir que el incremento en tamaño de las copas es una causa directa en el aumento en el consumo de vino en Inglaterra, ni que reducir el tamaño reduciría el consumo. Pero sugieren que junto con precios más bajos, mayor disponibilidad y mercadotecnia, "las copas más grandes pueden haber contribuido en el incremento en el consumo mediante mecanismos coexistentes."

En respuesta a la investigación, el Dr. James Nicholls, director de investigación y desarrollo de políticas de Alcohol Concern, de Inglaterra ha dicho esto:

"Hasta los años 70, el vino era una bebida para la élite social. No sólo había copas más pequeñas, pocas personas las utilizaban regularmente. Casi todo el alcohol que bebíamos eran cervezas en el pub, ahora es vino en la casa.

"El consumo de vino ha crecido enormemente, mientras que las ventas de cerveza se han disminuido a la mitad. El vino también se ha hecho más fuerte y las copas más grandes: Mucha gente no ha notado que una copa de 250 ml de vino de 14% contiene más de tres unidades de alcohol, más que una pinta de cerveza fuerte.

"Si te imaginas una copa grande de vino como equivalente a una pinta de Stella, entonces ves lo rápido que el contenido alcohólico se suma."

El doctor Nicholls dice que hay muchas repercusiones en la salud por el aumento en el consumo de alcohol, como enfermedades del hígado, presión sanguínea alta y varios tipos de cáncer.

Para concluir, los investigadores presentaron algunas opciones de políticas para reducir el consumo de alcohol fuera de la casa, así como influenciar el tamaño de las copas que la gente tiene en sus casas, donde se bebe más alcohol, incluyendo el vino. Estas incluyen reducir el tamaño de las copas en establecimientos con licencia, motivar a los vendedores a ponerle precio a las copas de acuerdo con su tamaño, y motivar a los productores y vendedores de vino a hacer botellas con menores capacidades, con precios proporcionales.

Estas medidas ya empiezan a generarse en las islas británicas, situación que puede repercutir y mutarse en las otras naciones europeas, aficionadas a los caldos de uva. Por el bien de la salud, se debe prestar atención a este fenómeno cultural y gastronómico que ya está provocando efectos nocivos en la manera de beber de las personas.

De este lado del Atlántico, al menos en nuestro país, todavía no parece un problema, pero recordemos que las tendencias culinarias siempre han tenido un efecto multiplicador en los establecimientos que aquí tenemos. Por eso dicen que debemos copiar lo bueno y no aquello que nos traerá serias consecuencias. Y con esto no queremos no esquivar el gran problema de alcoholismo que hay en México, cosa que se está tratando de disminuir, y pudiera decirse que el vino todavía no tiene un gran arraigo comercial, pero el caso no es aumentar los peligros que de por sí ya tenemos.

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