Guía Sibaris

La construcción del restaurante se le encargó al estudio de arquitectura Snohetta, una empresa noruega que ya ha dirigido proyectos como la Biblioteca de Alejandría, la Ópera Nacional de Noruega o el Museo Memorial del 11-S en Manhattan, en Nueva York. Está situado en el municipio noruego de Baly, en la región de Lindesnes, y funcionará también como centro de estudios para observar e investigar la vida marina noruega. 

Uno de los aspectos más interesantes del proyecto se halla en su pretensión por provocar el menor daño posible en el entorno natural. Para ello se ha buscado hacer uso de paredes con acabados rugosos en el exterior, pues de esta forma los moluscos pueden fijarse en ellas y crear así un arrecife artificial proclive a la aparición de nueva vida salvaje. El restaurante, que llega a hundirse hasta 5 metros por debajo del nivel del mar, está construido a base de muros de hormigón de un metro de espesor, buscando de esta forma resistir los fuertes temporales que azotan de cuando en cuando la región.

El  chef encargado de elaborar y servir las comidas: el danés Nicolai Ellitsgaard Pedersen, que orientará su cocina a los pescados y mariscos locales. El menú degustación de Under no es precisamente barato (unos 320 euros por persona) pero en este caso, imaginamos que lo que se paga no solo es la comida si no la experiencia. 

El establecimiento está dividido en tres zonas, cada una de ellas situada a un nivel distinto. La primera, escasamente superior al nivel de mar, será la entrada y el guardarropa; la segunda, a la misma altura que el agua, hace funciones de bar y estará decorada con colores terrosos y relacionados con la costa noruega; y en la tercera, a cinco metros por debajo del nivel del mar, está el restaurante, preparado para albergar hasta 100 comensales y que destaca por su amplio ventanal con vistas al fondo marino. En esta última zona predominan los colores azules y verdes, simulando así las profundidades oceánicas.

Como mencionamos líneas arriba, es una verdadera experiencia para vivir y si vamos de la mano con una carta llena de frutos de mar, no dudamos que bien vale la pena conocer y en todos los sentidos, porque esa zona de Noruega es muy en sí. 

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