Guía Sibaris

Han pasado varios días desde que nos dieron una gran noticia, el nombramiento de la mejor chef del mundo por parte de los 50 Best Restaurants, y que en ella estaba implicada una joven paisana nuestra: Daniela Soto – Innes.

Esta joven cocinera se ha visto involucrada con otro gran chef, Enrique Olvera y entre ambos se han arriesgado a intervenir en el gran mercado norteamericano con propuestas basadas en raíces mexicanas de la gastronomía. Pero tampoco hay que dejar pasar que Daniela tiene una vasta experiencia como inmigrante en los Estados Unidos y ello le ha servido para ampliar su propio menú. Pero es el trato humano el que le ha funcionado para formar un grupo de trabajo que sustenta el éxito de sus establecimientos. De eso hay que “acusar” a uno de sus primeros mentores en la tierra del norte: Chris Sheppard, extraordinario profesional que la desarrollo en Houston.

Por eso es justo decir que a pesar de la pasión nace con nacionalidad mexicana, es el proceso y formas de trabajo, adquirido desde los 14 años, que son netamente norteamericanos. Ya que como muchos paisanos, su familia emigra a los Estados Unidos y es allí, en Texas, donde se adentra al negocio culinario.

Eso no impide que sus pasos la traigan de regreso a uno de los mejores restaurantes de América, Pujol, donde Olvera, ni tarde ni perezoso, se da cuenta del enorme potencial de la homenajeada y confía en ella para iniciar la arriesgada aventura de Cosme en Nueva York. No se equivocó. Es más, dio a los críticos especializados motivos suficientes, no solo para llenarla de elogios, sino para reconocer su pericia e inspiración.

Desde los 25 años empezó a recibir medallas como el James Beard Rising Star del 2016 y ahora está en la espera de recibir el máximo honor de esa misma fundación, ser la Mejor Chef de Nueva York. ¡¡Uff!! Vaya honor, imaginen que lo consiga, coincidiendo con el de los 50 Best. Aun así, estos blasones no son la razón principal para que ella este en un cenit que no parece tener un pronto declive. No, es su recién compromiso matrimonial la que le ha provocado tener una maravillosa felicidad que de inmediato se ve reflejada en su forma de manejar la cocina.

Toda esa avalancha de emociones y decisiones la han convertido en una emprendedora y junto a su socio, Enrique Olvera, está en el desarrollo de nuevas propuestas culinarias y ha hallado un inmejorable nicho para sus platillos, la ciudad de Los Ángeles. Ahora, el único remedio que tenemos es esperar por la apertura de alguna de esas visiones en territorio mexicano y cambiar la famosa frase de que nadie es profeta en su tierra.}

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